RAVEL Mi madre la oca
BEETHOVEN Concierto para piano núm. 1 en Do Mayor, op.15
MENDELSSOHN Sinfonía italiana
El colorido orquestal es el nexo de unión en estas tres obras fundamentales del repertorio. Ravel nos sumerge de lleno en el impresionismo con Mi madre la oca y su magistral uso de la colorida paleta de timbres orquestales característicos de la corriente, así como a través de las sonoridades de inspiración oriental o la evocación de atmósferas, descripción de personajes y momentos concretos de algunos de los cuentos más célebres de la tradición francesa que nos hacen soñar con la niñez y la fantasía. Por su parte, Beethoven compuso el Concierto para piano y orquesta en Do mayor entre 1796 y 1797, poco después de establecerse definitivamente en Viena. Por aquel entonces, ya era reconocido como uno de los pianistas más destacados de la ciudad y buscaba consolidar su reputación realizando giras por Europa. El concierto fue una de las obras que compuso para sí mismo, y lo estrenó en Praga en 1798. Una obra con una clara influencia de Mozart y Haydn, pero con toques de color y dramatismo originales, que le confieren un genuino carácter beethoviano. Y seguiremos viajando con Felix Mendelssohn, que dejó una huella más que palpable de sus andanzas por Europa en su catálogo.En 1829, el autor alemán se alejó por primera vez de Berlín, para irse a Londres a ofrecer recitales de piano y dirigir sus propias obras. Y fue en la capital inglesa donde en 1833 estrenó la Italiana, que con sus ritmos y armonías, nos transporta a la colorida atmósfera del país mediterráneo.