RESPIGHI-ROSSINI La juguetería fantástica
WALTON Concierto para viola
BARTÓK El mandarín maravilloso
RAVEL La Valse
Influencias, homenajes y danzas se dan la mano en esta propuesta. William Walton destacó por su estilo personal, melodías líricas e imaginativas y su cuidado en la orquestación. Escribió el primer gran concierto para viola de la historia, que fue decisivo para que Bartók se animase a componer el suyo. Actualmente, el Concierto de Walton es la composición más interpretada del inglés y una obra clave en el repertorio para viola. Por su parte, Ravel planeaba un tributo a Johann Strauss II, al que titularía Wien. Por diversas razones, el proyecto no pasó de los bocetos, y, más tarde, el horror de la Primera Guerra Mundial le impidió recuperar el espíritu de la idea original. Cuando, a finales de 1919, comenzó a trabajar de nuevo en la partitura, el mundo se había convertido en un lugar muy distinto, por lo que la obra, ya titulada La Valse, tomó forma como una fantasía amarga, un
poema sinfónico en el que el esplendor del vals vienés estaba cubierto de niebla. Ravel completó la partitura por encargo del empresario de los Ballets Rusos, Sergei Diaghilev, aunque éste no vio posibilidades para la danza en ella como si las vio en La juguetería fantástica de Respighi a partir de temas de Rossini, un alegre ballet coreografiado por Léonide Massine estrenado por los Ballets Rusos en 1919. El Mandarín maravilloso de Béla Bartók se basa en la impactante historia homónima del autor húngaro Menyhért Lengyel. Como escribió Lengyel: "El verdadero mensaje de El Mandarín , no es el erotismo excesivo, sino la apoteosis del deseo y el amor puros, casi sobrenaturales". Una historia que impulsó a Bartók a escribir una de sus mayores creaciones orquestales, una brillante partitura tan "milagrosa" como el enigmático personaje principal del ballet.