La Sinfónica de Radio Fráncfort regresó a España para ofrecer tres conciertos en Madrid, Barcelona y Oviedo los días 23, 24 y 25 de marzo, respectivamente, bajo la batuta de su director musical Alain Altinoglu y con el pianista Denis Kozhukhin como solista invitado. El concierto se dedicó a Alicia de Larrocha por el centenario de su nacimiento, 

Kozhukhin, uno de los pianistas más sobresalientes del panorama internacional, sacó todo el brillo al "Concierto para piano y orquesta en Sol mayor" de Ravel. La agrupación abrió el programa con el "Preludio a la siesta de un fauno" de Debussy, una de las páginas más representativas del impresionismo musical. En la segunda parte nos sumergiremos en el mundo mágico de las mezquitas, los turbantes, los genios y las lámparas maravillosas de "Las mil y una noches", colección medieval de cuentos en la que se inspiró Rimsky-Korsakov para escribir "Sheherezade". El solista ofreció "En la Iglesia" del Álbum de niños, op. 39 de Chaikovski como propina, mientras la Sinfónica de Radio Fráncfort cerraba con Glinka y su obertura de Ruslán y Ludmila como bis. La Sinfónica de Radio Fráncfort firmaba así su regreso a nuestro ciclo de conciertos 26 años después de su última visita.

<< Alain Altinoglu asumió la titularidad de la Sinfónica de la Radio de Fráncfort en 2021 con el firme propósito de “descubrir tesoros mágicos de la literatura francesa”. Confiesa el director que interpretar este repertorio se convierte así en una labor de traducción de acentos, aromas y atmósferas, de “enseñar a hablar francés”. El director debutó en Ibermúsica la tarde del jueves con un programa que iba un paso más allá: de pronunciar a relatar (…) optó por no dar la entrada en el Preludio y dejar el camino libre a la solista de flauta, Clara Andrada, que con preciso control de la respiración, presentó la melodía del fauno con la dosis justa de anhelo y melancolía. Altinoglu reservó su intervención a la entrada de la orquesta, marcando con gesto activo y puntilloso la atmósfera brumosa de la ensoñación, cuajada de detalles. Tradujo la partitura con tempo pausado, recreándose en cada frase, y empastando con rigor al tiempo que concedía libertad a los solistas. (…) Con el chasquido que da comienzo el Concierto de Ravel, Altinoglu rompió el embrujo del Preludio, y aceleró el tempo para subrayar el contraste (…) El concierto alcanzó su máximo esplendor en el tercer movimiento, con el pianista y la orquesta (…) apoyándose y respondiéndose con un mismo aliento, vitalista, brillante y enérgico (…) Aplausos efusivos para la orquesta y el director, que sacó todo el jugo a un programa que resaltó tanto su personalidad en el podio como la maleabilidad de la formación >> Beckmesser

<< [Preludio] La tan bella como misteriosa, rebosante de rasgos orientales melodía de la flauta, espléndidamente expuesta por la salmantina Clara Andrada de la Calle, nos introdujo adecuadamente al mundo de sonoridades tenues, delicadas y vaporosas de Debussy, bien escanciadas por la batuta del director francés Alain Altinoglu y la orquesta de la que es actual titular (…) Scheherezade es siempre una prueba para una orquesta y la de la Radio de Frankfurt demostró su alta categoría con una cuerda propia de una orquesta alemana, compacta, ancha, densa y aterciopelada, unos metales seguros y brillantes y, sobre todo, unas maderas sobresalientes, entre las que se encuentran dos magníficos solistas españoles. La ya citada flautista salmantina Clara Andrada de la Calle y el oboísta gaditano José Luis García Vegara. Espléndida prestación, asimismo, propia de un virtuoso, la del solista de clarinete Tomaz Mocilnik. Altinoglu, buen constructor, batuta elegante, capitaneó un Scheherezade muy bien tocado, brillante, con un sonido de gran calidad y esplendor tímbrico, intervenciones espléndidas de las maderas y del concertino, que asume el papel de la protagonista, con unas melodías pletóricas, inspiradísimas (…) una notable y brillante interpretación por parte de una magnífica orquesta alemana y un buen director al frente >> Codalario

<< De vez en cuando aparece algo absolutamente atractivo y no importa que pertenezca al canon y a lo masivamente celebrado. Se lo ofrecen y allá que va el usualmente iconoclasta sin pensar. Es más: por el camino ya está salivando con el placer que espera (…) la ilusión y la posible decepción se multiplican si los intérpretes son la Sinfónica de Radio Fráncfort, Alain Altinoglu y Denis Kozhukhin, todos de sobrado y demostrado talento (...) [Altinoglu] aguardó, como bautizo de fuego de la velada, a cierto y famosísimo solo de flauta (sí, solo sin tilde). Impecable y emocionante. Así empezaba, de la mejor manera posible, el Preludio a la siesta de un fauno, una de las joyas del repertorio sinfónico  (…) Como solista, un Denis Kozhukhin que tocó con una facilidad casi insultante, y buceando hasta el fondo en  compases que siente con todo el corazón y todo el cerebro. Su conocimiento de la partitura quedó demostrado en la claridad de su discurso, incluso con la fuerza y velocidad que llegó a alcanzar, así como en la capacidad para alzar detalles melódicos y rítmicos que ningún otro intérprete saca a la luz. Kozhukhin, además, apostó por el componente jazzístico de la obra, destacando todas las sonoridades propias del estilo y con una actitud que convirtió el Auditorio en un club neoyorquino [con Scherezade] la orquesta brilló, homenajeó al autor y se homenajeó a sí misma (…) un enorme vitalismo, lleno de cuidado en las secciones más líricas y de espectacularidad en las extrovertidas. Una obra como esta, repleta de motivos que se repiten una y otra vez, necesita de emoción y fluidez para no pesar, y los alemanes cumplieron a la perfección. Emoción, fluidez y vitalismo que contagiaba desde el podio su director >> Ritmo

Fotografías: Rafa Martín/Ibermúsica