El miércoles 15 de noviembre disfrutamos del regreso a Ibermúsica de Renaud Capuçon y la Orchestre de Chambre de Lausanne, que nos ofrecieron el Concierto para violín núm. 5 K.219 de Mozart, Metamorphosen de Strauss y la Sinfonía núm. 1 de Beethoven. Como propina, la agrupación cerró la velada con la obertura de 'Masques et bergamasques, Op. 112' de Gabriel Fauré. El jueves 16 llevaron este programa al Palau de la Música Catalana en el marco del ciclo BCN Clàssics.

Desde su presentación en 1994, la Orchestre de Chambre de Lausanne ha ofrecido seis giras en España de la mano de Ibermúsica con los maestros Jesús López Cobos y Christian Zacharias. Por su parte, Renaud Capuçon se presentó en 2001 a dúo con Hélène Grimaud y regresó en 2007 con Gautier Capuçon y Myung-whun Chung.

<< Lo mejor de la reunión fue la interpretación, medida, pausada, bien construida, con el adecuado grado de ensimismamiento, de las maravillosas y testamentarias “Metamorfosis” de Richard Strauss. Recreación en la que brillaron todas las voces, especialmente las de las cinco violas. Todo estuvo bien estructurado, explicado, sobriamente expuesto. ¡Qué gran composición con el diseño del gran tema de la “Marcha fúnebre” de la “Heroica” Beethoven aleteando entre las distintas figuras que se suceden y se solapan! >> La Razón

<< (Mozart) Bellísimo, luminoso, acariciador como la seda, el sonido que Capuçon obtiene de su Guarnieri del Gesù de 1737, pluscuamperfecta la afinación y el aquilatado fraseo, con una gran capacidad dinámica, del violinista francés, así como su perfección estilística para desgranar la genial partitura mozartiana. Sin obsesiones historicistas, haciendo que la música fluya, como debe ser, natural, esplendorosa, limpia y radiante, Capuçon escanció un fraseo pleno de refinamiento, que confirió todo el vuelo al lirismo cantabile del segundo movimiento (...) Transparente, luminoso y vivaz, de una gran exquisitez musical el acompañamiento de la orquesta de cámara de Lausanne >> Codalario

<< Capuçon, situado en medio del semicírculo orquestal, tocó con un sonido limpio y cristalino, con el que dotó a las frases de una elegancia sencilla pero a la vez celestial, que tanto procede a Mozart. Fue una interpretación marcada por la calidez y un alto grado de refinamiento, rehuyendo sin embargo la afectación y el virtuosismo. Una orquesta ágil y con un sonido brillantísimo fue el tutti más adecuado para el solo de Capuçon. Ambos se compenetraron con un sonido delicado pero poderoso, que creó una emoción de máxima intensidad en el Adagio central y que culminó en el Rondo que contiene el tema “turco” que da el apodo al concierto. El espíritu más enérgico y lúdico de Mozart se vio traducido sin mediación por Capuçon y la Orquesta de Lausana (...) concierto de los que quedarán en el imaginario de los oyentes durante mucho tiempo, puesto que lo que consiguieron fue la culminación del éxtasis estético >> Núvol (Barcelona)

© Fotografías: Rafa Martín / Ibermúsica