El pasado lunes 20 de diciembre Ibermúsica cerraba el año con una velada muy especial: el clavecinista, director y fundador de la Amsterdam Baroque Orchestra & Choir, Ton Koopman, visitaba por primera vez nuestras series de conciertos con la formación que lidera desde hace más de 40 años. En esta presentación, el tercer concierto de la Serie Arriaga 21/22, ofrecieron obras de algunos de los compositores que más han destacado en la producción de obras inspiradas en la festividad de la Navidad: Haendel, presente en este caso con el himno Te Deum por la victoria de Dettingen, Corelli y su Concerto grosso op.6 nº8 (Concierto de Navidad) y Bach con un clásico de estas fechas: Magnificat. Recogemos en esta entrada algunas de las impresiones del concierto extraídas de la crítica especializada.

<< Ton Koopman es un músico de una sabiduría enciclopédica y de una personalidad tan atractiva como sencilla. Riguroso pero extrovertido, se mueve decididamente mejor en la música más luminosa, alegre y festiva que en las aguas más introspectivas o dramáticas (…). Se acerca (como también hace desde el teclado) a la música con contagiosa vitalidad, y la tuvo su acercamiento bachiano, desde el principio. Matices, inflexiones y acentos quedaron dibujados con nitidez y acierto, en una interpretación que llegó con grandeza sin grandilocuencia, expresividad sin excesos, contraste y luminosidad. (…) En resumen, precioso programa el planteado por Ibermúsica para estas fechas: una velada barroca con música maravillosa, estupendamente transmitida, como cabía esperar de este veterano y magnífico músico que es Ton Koopman. Lo entendió así el público que abarrotaba la sala del auditorio nacional y aplaudió con calor>> R. Ortega, Scherzo

<<Ton Koopman (…) consiguió extraer de la formación el sonido y el impulso rítmico sobresaliente que le es propio al director, y por supuesto a esta obra de tono enardecido, que conmemora una victoria bélica del ejército inglés sobre los franceses. Requería la composición una dirección extrovertida y sin fisuras, y así nos la concedió Ton Koopman, en pie, clarificando todas las entradas, comunicándose con los solistas vocales, y alentando generosamente a trompetas y timbales a establecer el campo de batalla. El propio Rey Jorge II no habría dirigido mejor a sus tropas en la batalla de Dettingen que conmemora este Te Deum >> J. Baeza, Bachtrack

<< Ton Koopman mantiene viva esa energía, vitalidad y entusiasmo, que aúna a su fervoroso compromiso en la interpretación de cada nota que interpreta, que fueron fundamentales en estos pasajes donde interviene la totalidad de músicos (…). Tendríamos que destacar los momentos fugatos de coro y orquesta (…) que sonaron siempre controlados y compactos gracias a la ardua labor de Koopman, demostrando que sus efectivos, tanto orquesta como coro, deben ser tenidos muy en cuenta aunque sea con mascarillas en estas adversas situaciones, mostrando una disciplina y rigor muy altos. Tras las cálidas muestras de cariño por parte del público, pudimos disfrutar como propina del coro final del Te Deum, O Lord, in Thee have I trusted. Ibermúsica regaló a la salida a los asistentes unos dulces como muestra de agradecimiento a la vuelta de la actividad ‘normal’ en estos difíciles tiempos deseándonos que estas fiestas sean todo los felices y óptimas que debieran ser.>> S. Andueza, Ritmo

<< El maestro de Zwolle ofició como auténtico maestro de capilla, marcando el tempo desde el órgano portátil e indicando entradas, dinámicas y detalles de articulación con generoso aparato de gestos manuales, de pie en los números corales y sentado en las arias. Del coro obtuvo un empaste ideal, diferenciándose cada registro vocal y una afinación excelente (…) Este Bach de Koopman, la auténtica especialidad del holandés, fue un Bach contenido y sin excesos, pastoril e íntimo, más que extrovertido y ruidosamente festivo, pues privó lo camerístico frente a lo grandilocuente, tal es su entendimiento del universo bachiano, de contención y equilibrio, visiones compartidas con otros de sus colegas, como es por ejemplo el caso de Philippe Herreweghe >> G. García, Mundoclásico

Créditos: Rafa Martín/Ibermúsica